Abro mis ojos en la mañana, tras mi cortina abierta, el amanecer me invade y los colores de la aurora parecen despertar mi alma. La luz del día se sonroja al mirarla y en un breve instante se destiñe, dándole paso al alba.
Aurora, Alba.. bellos nombres de mujer que anuncian un nuevo día. Las ilusiones despiertan si le miras fijamente a sus ojos y sonrojadas sonríen hasta que la luz lo invade todo y es entonces, cuando el rojo del horizonte se diluye y olvidas que alguna vez amaste y otras veces, dejastes el alma herida.
Te recuerdo cada segundo, aurora breve y concisa. Porque en tu cortedad concentras belleza, fuerza y herida. Naces del fuego y en su calor mueres, no sin antes destrozar mi corazón perdido. Que un despertar te veo ruborizar y al segundo te escapas con el sol llenándome de vacío.
Dormiré pensando en tí, en esta noche de agujas impacientes. Deseando verte llegar estoy, queriendo parar el tiempo en ese instante, en el que el rojo de tu piel me dice, que cada amanecer serás, la más ardiente y fugaz de mis amantes.
(c) Libertad entre las cuerdas

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