siempre me quedé a las puertas.
Justo al momento de abrirlas
o llamarlas o romperlas.
O arañarlas o llorar ante ellas
sin rogar y sin pedir,
tan solo media vuelta y en silencio
torcer mi vista y mis pasos
enfilando cabizbajo la vereda.
A las puertas del amor
a las puertas de un te quiero
de un abrazo o el infierno.
A las puertas de sonrisas
alocadas o siniestras,
a las puertas de aquel beso
que se quedó sin respuesta.
No se si conoces,
ese espacio vacío que queda
cuando en el último segundo
que exhala tu boca inquieta
decides cambiar el rumbo
sin saber meditabundo
que habría tras esa puerta.
Ni a medio camino
ni tan lejos, ni tan cerca
simple y exactamente
a las puertas.
#poemas_fugaces
(c) Libertad entre las cuerdas
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